Hace mucho tiempo, en algún lugar bañado por el mediterráneo un buen maestro entrenó a su hijo en el arte de la guerra. El maestro, amaba tanto a su hijo y le preocupaba tanto su seguridad que le entrenó en espada, impacto, cuerpo a cuerpo, lucha de suelo, o fuerza física y agilidad entre otras cualidades. Pero este maestro amaba tanto a su hijo que temía que se hiciera daño, así que todo lo que hacía el muchacho eran técnicas al aire. Espadazos al aire, esquivas frente a ningún adversario, puñetazos o patadas o codazos o rodillazos al vacío, palancas a codos que no existían, y derribos a personas que […]