Hace ya bastante tiempo que casi todas las disciplinas dirigidas a la defensa personal incorporaron los llamados “entrenamientos en estrés”, dónde se somete al alumno a una alta saturación de impactos, con elevada incertidumbre (trayectorias, partes del cuerpo que atacan, o quién de multiples atacantes será el siguiente), en ocasiones aderezado con luces esteoroscópicas, oscuridad parcial o total, o música a alto volumen.

Obviamente podríamos decir que este tipo de entrenamientos podría llegar a ser “funcional” otro término que desde hace relativamente poco, también aparece en multitud de entrenamientos dirigidos a la defensa personal.

Sin embargo, en una agresión no siempre sufrimos el mismo tipo de estrés, así que para hablar de lo mismo, vamos primero a definir “estrés”:

Cuando hablo de estrés, hablo de una serie de cambios neuro-fisiológicos en nuestro organismo, muy bien definidos por multitud de autores como David Berengueras Duch (cara a cara en una intervención armada), o Ernesto Pérez Vera (en la línea de fuego), entre los que destacan aumento de frecuencia cardíaca, perdida de psicomotricidad fina, oido tunel, visión tunel, u olvido de posibilidades a la hora de responder o actuar debido a esos “nervios” (si, lo se, pero ni se me ocurrió).

Sin embargo ¿Cuánto tiempo tardo en estresarme? y en función de esos plazos, ¿cómo me afecta en una agresión física?

Vamos a distinguir 3 tipos de estrés:

  • Estrés sorpresivo
  • Estrés progresivo
  • Estrés continuado

Las situaciones de estrés sorpresivo son aquellas dónde por sorpresa nos vemos sometidos a una amenaza, y nuestro cuerpo realiza una acción motriz por instinto, mandando la orden directamente desde el tálamo y la amígdala sin pasar por el cortex ni mucho menos por el lóbulo pre-frontal. Imaginaros pulsar un timbre de casa de un compañero y que salte al otro lado de la puerta un pitbull enseñando los dientes que no sabíamos que estaba ahí.

Es muy posible que nos quedemos bloqueados, retrocedamos, caigamos de espaldas, nos demos la vuelta, empujemos fuertemente cerrando la puerta, o nos desplacemos a izquierda o derecha.

¿Recordáis los programas de cámara oculta? ese fantasma que sale del contenedor o ese disfrazado de mono que asusta a quién abre la taquilla? ¿recordáis las reacciones de la gente que sufre las bromas? Desde bloquearse, hasta caer, pasando por pegarle un puñetazo al disfrazado de mono o de fantasma.

Soy un privilegiado al haber tenido la oportunidad de entrenar con SIDE hace ya algunos años, un sistema creado por policías para policías, y en mi opinión, de todo lo que he probado, lo mejor que conozco en el mercado en cuanto a trabajo policial, además con diferencia, ellos dedican parte del entrenamiento a la extracción del arma y disparo desde las posibles respuestas motrices al verse sorprendidos por una acción ofensiva del delincuente (no necesariamente desde posturas preestablecidas en manuales pensadas para galería de tiro)

En artes marciales, habitualmente cuando nos hablan de defensa personal, igual que los policías en la galería, nos obligan a partir de esas posturas pre-establecidas llamadas guardias: manos a la frente, nudillos a los pómulos, puños separados frente a la boca/pecho con los codos semiflexionados, o manos abiertas mostrando los cantos de las manos entre otros muchos. Pero la verdad es que a la hora de la verdad, es posible que tengamos una mano en el timbre, y la otra sujetando el móvil para ver si nuestro amigo nos abre o no cuando nos veamos sorprendidos por el perro, o una mano en el bolsillo y una copa en la otra mano en el incidente de la discoteca, o quien sabe en otros cientos de situaciones.

Creo que para trabajar la defensa personal bajo situaciones de estrés sorpresivo, habría que trabajar la postura y la motricidad involuntaria, y desde ahí sacar las posibles técnicas defensivas, se trata de una cuestión de timing, pero una cuestión que podría salvarnos la vida. A fin de cuentas, un agresor que no ves llegar, y que ataca sin pre-aviso, es un agresor que te quiere hacer pupita, y es posible que tu vida esté en peligro real.

Entrenamiento: partir de posturas naturales (sentado, de espaldas, etc) y reaccionar sin pasar por una guardia pre-establecida.

Las situaciones de estrés progresivo, son dónde mejor puede apreciarse todo el proceso de estrés desde el eutrés hasta el distrés, viendo claramente todas o casi todas sus fases, observando y valorando los posibles indicadores de agresión antes de que suceda (repetición verbal de intenciones, proxémia, cambio de ejes corporales, diagonalidad de eje sagital, o la sinergología facial con indicativos de ira o desprecio), y si sabes cómo actuar pudiendo ir poniendo barreras a que la agresión prosiga desde verbales hasta físicas, lo cual posiblemente mantenga fijo nuestro nivel de estrés haciéndolo disminuir progresivamente al ver que no suben los niveles de agresividad del agresor al ir controlando la situación.

Entrenamiento: Verbalizar en los roll-playings (ejercicios con uno o varios agresores), realizar ejercicios para mantener la distancia (cuidando el movimiento condicionado), y crear ejercicios que permitan entrenar el OODA de John Boyd, por ejemplo enfrentando nuestros hombros a los del agresor en líneas paralelas (orientación) para poder ver su ruptura de figura y armado ya que sino, debido al efecto túnel tendremos el primer golpe casi asegurado.

Las situaciones de estrés continuado, son aquellas dónde la víctima es sometida a agresiones regulares por largos periodos de tiempo, sufren trastornos del sueño, hipervigilancia, e indefensión aprendida.

Imaginemos por un momento que yo, un completo desconocido os aseguro que si os tirais desde un 4 piso por la ventana no os pasará nada porque flotaréis. Lo más seguro es que no lo hagáis, no me creáis por mucho que deseéis creer, y acabéis no saltando. Por otro lado, si me creéis y saltáis será mucho peor que si desconfiáis de mi.

El hecho de que tratemos de convencer a una persona que es sometida regularmente a agresiones de que se defienda no logrará que confíe en nosotros y se defienda, y en caso de que dé un empujón o un bofetón, solo servirá para agravar el problema.

Entrenamiento: es necesario con este tipo de personas dotarles de confianza en sí mismas, mediante ejercicios que sean capaces de controlar, dónde se les anticipe antes de comenzar todo lo que va a ocurrir, y que tengan los handicups necesarios para poder superar el ejercicio con éxito. Por muchas técnicas que tratemos de enseñar, alguien que no crea en lo que hace solo pierde el tiempo, y alguien que crea y no esté realmente preparado para superar el enfrenfamiento fracasará por mucho que desee vencer.

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  1. Me parece estupendo el artículo. Creo que ciencia +teoría y práctica son unas buenas bases para la defensa personal.

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