Habitualmente, cuando alguien nos agrede verbalmente, con palabrotas o sin ellas trata de hacernos daño, al menos trata de provocar una reacción en nosotros a base de tocarnos el ego y hacernos sentir mal. Lo primero que tenemos que valorar es si es verdad o no. El 98% de las agresiones verbales SON verdad. No llaman “4 ojos” a alguien que no lleve gafas, y no llaman “puta foca” a alguien que esté delgado. Si la agresión verbal no es verdad, actuaremos con un “vale, vale” y lo dejaremos correr. El resto de veces dónde la agresión si es verdad vamos a seguir por orden estas tácticas de comunicación: 1) […]